Las mujeres ya no migran solo para acompañar al hombre en el proceso migratorio, cada vez más las mujeres inician el proyecto migratorio por motivos personales con el objetivo de lograr una mayor independencia y realización personal.
La mujer que migra sufre doble discriminación, por el hecho de ser mujer y por ser inmigrante.
La doble discriminación es mayor en las mujeres que no tienen regularizada su situación legalmente, por que provoca que sea muy difícil que encuentren un trabajo digno, e influye en que caigan en la prostitución voluntaria o involuntariamente.
El mercado de trabajo es más duro para la mujer inmigrante, las mujeres encuentran trabajos no regulados o peor remunerados.
Los sectores laborales en los que trabajan las mujeres inmigrantes son reducidos: Servicio doméstico, asistencia domiciliaria a personas dependientes (niños/as, enfermos/as, ancianos/as), hostelería y la agricultura.
Uno de los temas de gran impacto social es el aumento de redes de prostitución forzosa de mujeres que se están extendiendo por todo el mundo. Captan a las mujeres ofreciéndoles viaje y trabajo en el país de llegada, y las engañan en el tipo de trabajo al que son sometidas. La situación de miles de mujeres condenadas a trabajar como prostitutas por, extorsión , deudas contraídas con las mafias, o como única forma de supervivencia, es una realidad que está siendo denunciada por muchas entidades ya que se puede considerar la nueva forma de esclavitud, que esta aumentando día a día.